Historia

La Cova de la Cendra (o de les Cendres) se ubica en el incomparable marco costero de acantilados rocosos que se desarrolla entre el cabo de la Nao y la Punta de Moraira.

A lo largo de este recorrido se encuentran diversas calas y cuevas en la última de las cuales antes de llegar al cap d’or y al Portet de Moraira, se abre la Cova de les Cendres, a unos 70 m s.n.m. En este impresionante lugar, el trabajo paciente de los arqueólogos  ha descubierto una extraordinaria ventana al pasado que nos descubre la historia de los últimos 35000 años del pasado humano.

Tras su abandono definitivo (hace unos 4000 años), la cueva permaneció tal y como puede apreciarse hoy en dia, sin las huellas dejadas por las intervenciones producidas durante los ss. XIX a la actualidad.

Descubrimiento y actuaciones previas

La primera actuación de la que se tiene noticia ocurre a fines del s. XIX o comienzos del XX. En estos momentos la economía local gira en torno a la pesca y la vid (producción de uva pasa). Quizás por ello los lugareños descubren que el sedimento de la Cueva contiene nutrientes excelentes para utilizar en los campos aterrazados que circundan el lugar y extraen una parte importante del sedimento de la cueva para utilizarlo en sus campos.

Como resultado, el sedimento original sufre una alteración importante que afecta, sobre todo, a los niveles más recientes, desde el Neolítico a La Edad del Bronce.

La cueva se descubre como yacimiento arqueológico en 1913, cuando, el prehistoriador francés Henri Breuil visitó el lugar acompañado por sus colaboradores locales, dándolo a conocer como yacimiento arqueológico en 1914 en la prestigiosa revista francesa L’Anthropologie.

Breuil describe por primera vez la sucesión de niveles cenicientos que atribuye a hogares prehistóricos y que, hoy sabemos, se trata de niveles de estabulación de ganado. Son estos estratos los que darán el nombre a la cueva.

Intervención arqueológica actual

Tras esta primera noticia el sitio cae en el olvido para la investigación científica, hasta que en 1974/75 el museo provincial de Alicante, bajo la dirección de su director Enric Llobregat, realiza una cata en la parte mas interior de la cavidad.

Sus resultados, publicados en 1981, revelan por primera vez la importancia del yacimiento arqueológico y motivan la decisión de retomar las excavaciones arqueológicas a partir de ese mismo año. Entre 1981 y la actualidad de desarrollan las excavaciones arqueológicas modernas asociadas a distintos proyectos de investigación llevados a cabo por la Universitat de València, en colaboración con el ayuntamiento de Teulada y con la subvención de Generalitat Valenciana y del Gobiernos de España a través de las distintas conselleries y ministerios competentes.

La información más completa procede de los sectores A y B que han permitido reconstruir las actividades humanas desde hace unos unos 35000 años hasta hace 4000 años.

A partir de los restos encontrados, es posible conocer el clima y el paisaje del pasado, que condicionaron, el modo de vida, la tecnología, la sociedad o la ideología en diversos momentos a lo largo de los últimos 35000 años.

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Hace 35000 años. Los inicios de la ocupación humana:

Aunque algunos indicios sugieren que la cueva pudo estar ocupada por los Neandertales, las primeras ocupaciones constatadas se remontan al paleolítico superior, cuando nuestra especie, Homo sapiens, comenzó a frecuentar la cueva en un ambiente más frío que el actual, en plena glaciación WURM. En estos momentos la cueva presentaba una imagen muy distinta de la actual.

Los restos arqueológicos encontrados, pertenecientes al Auriñaciense y Gravetiense, se encuentran separadas unas de otras por acumulaciones de guano de murciélago, lo que sugiere ocupaciones esporádicas bastante separadas en el tiempo. De estos momentos proceden diversos hallazgos.

A medida que avanzaba el período glaciar, la capa de hielo cubría amplias zonas de Europa alcanzando su máxima expansión durante el período denominado Solutrense. Como consecuencia, el nivel del mar bajo alcanzando su cota mínima en estos momentos en los que la línea de costa se ubicaba unos 20 km mar adentro.

Hace unos 14000 años, en un ambiento todavía frío y seco, aunque algo más benigno que el anterior, el uso de la cueva cambia notablemente. Los grupos humanos frecuentan el lugar de forma más continuada e intensa, explotando los recursos circundantes. Los restos encontrados permiten reconstruir el paisaje en el entorno inmediato de la cueva.

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El final de la Glaciación y el primer abandono de la cueva.

Los cambios climáticos producidos con el transito al Holoceno, hace unos 10000 años, propiciaron un aumento de la temperatura y la humedad. El deshielo de los casquetes polares produjo un aumento progresivo del nivel del mar, y las especies vegetales sufrieron cambios notables en el entorno de la cueva y propician su abandono por parte de los grupos de cazadores y recolectores adaptados a las condiciones ambientales anteriores.

Cuando, trascurridos más dos milenios, los grupos humanos vuelvan a la cueva lo harán en condiciones muy diferentes y con una forma de subsistencia nueva: la agricultura y la ganadería característica del período conocido como Neolítico.

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Del Neolítico a las primeras culturas metalúrgicas.

El final del período glaciar y el aumento de la temperatura media trajo consigo el deshielo y el aumento del nivel del mar, que en estos momentos se acerca a la cueva situándose a aproximadamente 0,5 km de la línea de costa actual frente a la cueva, si bien el paisaje se abre hacia la actual rada de Moraira y entre la cala dels Testos y Jávea, donde pudieron ubicarse los primeros poblados agrícolas. Desde allí parte de la población se desplazaría hacia la cueva de forma sistemática durante parte del año.

La vegetación experimenta cambios notables de manera que las especies dominantes son las propias del clima mediterráneo: carrasca y pino carrasco, acompañadas del romero y olivo silvestre entre otras especies de matorral.

Es ahora cuando aparecen en la cueva los primeros agricultores y ganaderos. Durante los primeros 500 años, la cueva es un hábitat multifuncional, conectado a alguna aldea  cercana, probablemente en los alrededores de la actual rada de Moraira o en la planicie costera frente a la Cala Llebeig, hacia Jávea.
La agricultura es un recurso esencial que debió practicarse lejos de la cueva, en la zona de la aldea. El pastoreo de Ovejas y Cabras, la pesca y marisqueo son actividades importantes documentadas en la cueva, como muestran la importante colección de ictiofauna (Meros, Doradas, Sargos…) encontrada en estos niveles.

500 años después, hace unos 7000 años, la cueva sufre una transformación fundamental en su uso, convirtiéndose en un redil para el ganado. Este nuevo uso del espacio es el responsable de las continuas acumulaciones cenicientas que dan nombre a la cueva. En realidad se trata de los niveles de excrementos de ovicaprinos que como consecuencia de acciones humanas o de forma natural, arden en un proceso muy lento de combustión.

Esta función especializada continuará hasta el final de la utilización de la cueva, hace unos 4000 años, coincidiendo con el desarrollo de la primera metalurgia. Es justo en este momento cuando parece que la cueva se utilizó también como necrópolis. Los hallazgos de huesos humanos y los objetos (piezas 6 y 7) encontradas en los primeros niveles, que se utilizan como ajuar entre los grupos del calcolítico y bronce así parecen demostrarlo, aunque no se ha podido documentar ningún enterramiento en posición original durante las excavaciones.

Material gráfico relacionado

1914

1974-75

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