La cueva hoy

La Cova de la Cendra es el yacimiento arqueológico de Teulada mejor conocido y uno de los más importantes del Paleolítico y del Neolítico en el Mediterraneo Occidental.

Las tareas de excavación e investigación que se están realizando desde comienzos de la década de 1980, han permitido documentar una amplia secuencia de ocupación desarrollada entre el 35000 y el 4000 antes del presente.

Gracias a estos estudios es posible conocer la evolución del entorno de la cueva y los cambios del nivel de mar que tuvieron lugar en este puntos desde antes de la primera ocupación humana de la  cueva asta la actualidad.

La Còva de les Cendres se encuentra ubicada en la punta de Moraira, en el término municipal de Teulada (Alacant). Aunque existen referencias a la mismas desde principios de siglo XX, no será sino tras la realización de un sondeo arqueológico por parte del Museo Arqueológico de Alacant en 1974/75 cuando se vislumbre la importancia real de la cavidad. La revisión de estos sondeos, motivará el inicio de una serie de campañas de excavación sistemática que, desde 1981 y con alguna interrupción, llega hasta la actualidad.

Ovejas, cabras, cerdo y buey, entre los animales; así como diversas especies de trigo y cebada, lentejas y guisantes se conocían y utilizaban ya desde los momentos más antiguos del Neolítico ( hace unos 7500 años). Una característica peculiar del yacimiento en este momento es la importancia que adquieren los recursos marinos, donde meros y sargos se capturan, se procesan en el yacimiento, y se trasladan a otro lugar para su consumo posterior.

A partir del 6000 BP la cueva se transforma en un redil para el ganado, reduciendose la densidad de hallazgos de toda clase así como la diversidad de la dieta documentada con anterioridad.

La excavación de los niveles del Paleolítico superior de la Cova de les Cendres, todavía en curso, ha permitido establecer una de las secuencias más completas del ámbito mediterráneo peninsular.

Por el momento, los niveles inferiores (XVI-XIV) corresponden al Gravetiense (fechado entre el 26.000-21.000 BP), sigue después un Solutrense evolucionado (XIII) (fechados en torno al 18.000-17.000 BP), un Magdaleniense inferior y medio (XII) (fechado en entre el 16.000-14.000 BP) y un Magdaleniense superior (XI-IX) (fechado entre el 13.500-12.500 BP).

Por su importancia, entre los hallazgos más sobresalientes destacan la rica colección de arpones de asta y hueso  del Magdaleniense superior; el abundante material de adorno, tanto de los niveles solutrenses como magdalenienses, con presencia de caninos de ciervo atrofiados perforados, y diversas especies de origen fluvial y marino; y los datos proporcionados por la fauna, muy bien conservada y capaz de proporcionar información sobre la actividad cazadora de los grupos humanos que ocuparon el lugar como campamento estacional.

A pesar de que el yacimiento se encuentra en la actualidad en la misma línea de costa, durante ese periodo el mar estaba más alejado, de acuerdo con la regresión propia del desarrollo del casquete glaciar, lo que explica la escasa presencia de restos marinos en la alimentación. De hecho las especies cazadas preferentemente fueron el ciervo, y en menor medida la cabra, y el conejo.

Antes de la primera ocupación humana en la cueva, la costa se encontraba muy cerca de la actual. Sin embargo, desde el inicio del último período glaciar el mar se fue retirando progresivamente hasta alcanzar su cota mínima hace unos 20000 años.

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